ir y venir del diseño

Esta bella y poderosa cita es, por ahora, mi epígrafe de vida. Refiere a todo lo que hoy experimento, personal y profesionalmente. Me encanta porque habla de la exploración, transmite que hay más de lo que en primera instancia se puede percibir, y que esa percepción está sujeta a las formas en que cada quien se relaciona con el otro y lo otro.

Mi querida y talentosa amiga, la capitana Emicel, me pidió escribir un texto acerca de mi proceso profesional. Me conmovió y halagó recibir su correo (desde su nuevo correo electrónico, emicel@muchogustolab.com, ¡su nueva aventura!), pues me comentó que yo sería quien inauguraría la sección de su blog en su nueva etapa profesional, su barco llamado Mucho gusto.

Estuve pensando por días qué escribir, desde dónde aproximarme. Llegué a la conclusión de que resulta más coherente y verdadero hacerlo desde mi experiencia y desde mi percepción. La cita de Kevin Lynch que mencioné al inicio de este texto me lleva a la esencia de mi pensamiento de diseño (y hasta de vida). Refiero una cita no de un diseñador, sino de un arquitecto y urbanista, pero yo, como diseñadora, me la he apropiado, como un leit motiv profesional.  Con esta cita quiero enunciar lo enriquecedor que puede llegar a ser salir del diseño, salir de la profesión, ir y venir. Al salir de la profesión y aventurarnos en otras disciplinas nos aguarda un panorama más amplio para explorar. Esta reflexión me parece similar al mito del viaje del héroe. Desprenderse de la casa/profesión permite generar diversas búsquedas, encuentros, desencuentros, sueños, visiones, conocer personajes nuevos, desarrollar aprendizajes y probar aires nuevos, para regresar con todos esos contornos que refiere Lynch a la casa/profesión, a lo que podría parecer el mismo lugar. Aunque físicamente es lo mismo, simbólicamente hay un cambio, se genera otra percepción. A partir de esa exploración se pueden desarrollar nuevas experiencias relacionadas con el mundo que se presenta ante nuestros ojos. Hoy valoro estas búsquedas y me parecen más significativas que ahondar en mis actividades del día a día únicamente con relación al diseño.

Cuando salí de la universidad respaldaba la creencia de que el diseño era la mejor carrera entre todas y que podía salvar al mundo por sí misma, ¡todos nos creíamos los mejores! Cada que me preguntaban qué había estudiado, yo señalaba con arrogancia que diseño y decía que esta profesión podía arreglar todas las problemáticas mundiales. Afortunadamente muy pronto caí en cuenta de que esta respuesta sólo transmitía soberbia, aunque considero que la mayoría de las disciplinas caen en esto en algún momento. Cuando alguien estudia una carrera, se convierte en eso para siempre, lo que limita su visión del mundo y la restringe a un ámbito específico.

Me desprendí del concepto de diseñadora y volví a ser simplemente Xanic para poder adentrarme con libertad en otras disciplinas. Me he dejado empapar por otras metodologías, significaciones, teorías, preguntas y respuestas, dualidades y visiones. Me he encontrado con personas que poseen pensamientos que me han nutrido profundamente. A pesar de todas mis exploraciones, siempre vuelvo al diseño, a mi casa, pero este ir y venir es precisamente lo que me ha resultado más significativo. Lo manifiesto desde una reflexión muy personal, pues me ha ayudado a entender y a sumar referencias para mi profesión, para mi quehacer, y para mi vida. Me gusta pensar en la profesión como un viaje, en el que lo principal es el movimiento:

Somos una especie en viaje
No tenemos pertenencias sino equipaje
Vamos con el polen en el viento
Estamos vivos porque estamos en movimiento
Nunca estamos quietos, somos trashumantes
Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes
Es más mío lo que sueño que lo que toco

Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
De ningún lado del todo
De todos lados un poco[2]

Me parece importante aventurarse a la exploración y enaltecer los saberes tácitos para generar un conocimiento propio, para pensar en nuestro quehacer de manera constante, hablar con el otro y generar una reflexión en conjunto que sea nuestro manifiesto. Más que plantear ir a la deriva en la exploración, propongo una actitud de sorpresa, de duda, de atención a lo desconocido.

Hace unos días veía una entrevista a Irma Boom[3] acerca de la realización de su libro para la artista Sheila Hicks. Habló de todo el proceso, pero lo más importante es que fue más allá del libro: la charla la llevó a abordar su manifiesto como diseñadora y como persona. A través de su experiencia profesional y, sobre todo, de su sensibilidad y de su manera de definir sus propios parámetros, con la flexibilidad de quien sabe que siempre existirá algo que aprender, esta entrevista me hizo pensar en la importancia de ser responsables con nuestra formación y saber hacia dónde queremos navegar. Si bien las circunstancias laborales no siempre son como queremos, considero que debemos construir desde diversas trincheras nuestra forma de trabajo y mantener una actitud consciente de nuestra profesión. Pensemos en nuestro propio manifiesto.

Querida Emicel, abrazo tu nueva aventura, que tengas un viaje maravilloso.

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[1] Kevin Lynch. “La imagen de la ciudad”. (Gustavo Gili, 2014).

[2] Movimiento de Jorge Drexler https://www.youtube.com/watch?v=1WKylFvNbYI

[3] Irma Boom: My manifesto for a Book https://www.youtube.com/watch?v=QtLurbXXmRg